Orden y Caos

Un cuidador de hormigas se dio cuenta de que la población de su colonia había crecido considerablemente, así que se le ocurrió como solución colocar plantas carnívoras. Las plantas secretaron un néctar que atrajo a algunas desafortunadas hormigas a su destino final. Una vez digeridas, las plantas no volvieron a abrirse hasta después de un tiempo considerable y, cuando lo hicieron, no atraían nuevas presas. El cuidador llegó a la conclusión de que quizá ya habían obtenido los nutrientes suficientes, hasta que vio algo que jamás imaginó: un grupo de hormigas cargaban a otras ya fallecidas directo a la planta para alimentarla y, a su vez, limpiar el terrario. Es increíble cómo una granja de hormigas nos muestra la forma en que la naturaleza siempre busca su equilibrio, adaptándose a los diferentes elementos que componen su ecosistema. Para mí esta ha sido la mejor clase que me han dado sobre sinergia.

Stephen Covey, en su libro Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, plantea la sinergia como el resultado de la cooperación entre dos o más elementos siendo mayor que la suma de sus partes individuales. En otras palabras, cuando se combinan diferentes partes o fuerzas, el efecto total es superior al que se lograría si esas partes actuaran por separado. La fraternidad en la masonería es también una muestra de un alto grado de sinergia, no solo entre sus miembros actuales, sino también en aquellos de generaciones pasadas y futuras, ya que cada uno va sumando conocimiento, capacidad y experiencia que brindan luz en el crecimiento personal y colectivo.

El estado natural de la materia es el caos. Somos nosotros quienes, a través de nuestros sentidos, ordenamos el desorden y lo transformamos en un sistema lógico funcional. Las hormigas y las plantas carnívoras no se pusieron de acuerdo, solo hicieron lo que su naturaleza les determinaba mejor. Nosotros como humanos, estamos constantemente buscando mejorar y eso ha generado conocimiento relevante para sobrevivir y trascender. ¿Cómo podríamos encapsular este conocimiento para seguir compartiéndolo entre nuestros hermanos? Con memes. 

El término «meme» fue acuñado por el biólogo Richard Dawkins en su libro El Gen Egoísta, donde lo utilizó para describir cómo las ideas y los comportamientos se replican y evolucionan en la cultura, similar a cómo los genes se transmiten y evolucionan en la biología. Es decir, un meme es la mínima unidad de expresión en la que se contiene información cultural. Para nosotros, son los signos, símbolos, tocamientos, palabras, movimientos, figuras y otras formas que, aunque parecen simples, resguardan un sentido profundo que requiere voluntad para ser develados ya que, así como le dijo el Zorro al Principito, “lo esencial es invisible a los ojos”. 

Ahora bien, si asumimos que existe una búsqueda natural al equilibrio a través de la transferencia de información (cultural, genética o físico-química), también entendemos que se hace bajo ciertas condiciones o “reglas”, porque ha quedado demostrado que esa es la manera más eficiente de supervivencia. Así, en la masonería se tiene un orden basado en condiciones y reglas que facilitan el desarrollo virtuoso y moral para conocer la verdad. Pero, si el camino ya está definido, ¿dónde queda la libertad?

Se estima que la rueda fue inventada en los años 3500 A.C. En 1854, Louis Vuitton creó la primera maleta plana y rectangular, para sustituir a los baúles en los viajes. ¿Saben cuándo se inventó la maleta con ruedas? La patente de Bernard Shaw es de 1972. Con esto podríamos pensar que los primeros astronautas se fueron a la luna en 1969 cargando sus maletas. Claramente estamos resumiendo la historia en tres hitos, pero sabemos que entre ellos hubo una serie de iteraciones de prueba y error que nos llevaron a estos puntos como resultado de un pensamiento crítico respecto a cómo se puede mejorar algo. En este caso, una maleta.

La innovación es la creatividad que cumple un propósito, pero también requiere tener un punto medio entre lo familiar o conocido, y lo sorprendente. Uber fue exitoso porque ya conocíamos los taxis, pero nos sorprendió la rapidez y personalización con la que daban el servicio. Si no se cumplen estos aspectos de familiaridad y sorpresa, algo innovador sería considerado “adelantado a su tiempo” o no despertaría algún interés, lo que nuevamente nos lleva a la búsqueda natural del equilibrio. En términos de nuestro taller, la estructura nos da familiaridad, y la libertad nos da la capacidad de adecuarnos a nuestras propias necesidades de mejora constante mediante el pensamiento crítico. 

En 1990, Dee Hock, fundador y ex-CEO de VISA, se enfrentó al desafío de estructurar una organización que operara a nivel global, conectando a miles de instituciones financieras, comerciantes y consumidores. Se dio cuenta de que intentar controlar todos los aspectos de una organización tan extensa y diversa con un enfoque jerárquico tradicional sería ineficaz y sofocaría la innovación. Por otro lado, permitir un caos absoluto conduciría a la fragmentación y el colapso.

Este dilema lo llevó a concebir una nueva forma de organización, que se movería entre el orden y el caos, aprovechando lo mejor de ambos mundos. De ahí nació la idea de lo «caórdico», un término que fusiona caos y orden. Según Hock, las organizaciones caórdicas son aquellas que están «autorizadas por el caos y orientadas hacia el orden». Son estructuras que, al igual que los ecosistemas naturales, operan de manera eficiente y flexible, adaptándose al cambio constante mientras mantienen un propósito y una dirección claros.

En este sentido, la masonería como organización caórdica permite que nosotros como hermanos nos desarrollemos de manera holística, combinando la disciplina y el rigor del orden con la innovación y la adaptabilidad del caos. Todos partimos de la estructura que nos da el delantal, el mazo y el cincel; pero cada quien, desde su libertad y pensamiento crítico, elige la manera en que devasta su piedra, en que construye desde el desorden.